La desilusión de un “casi”...

By Luiz F. Veríssimo



 Peor que la convicción del “no” es la incertidumbre del “tal vez”, es la desilusión de un “casi”.
Es el “casi” el que me incomoda, me entristece, que me mata trayendo todo lo que podría haber sido y no fue.
Quien casi ganó todavía juega, quien casi pasó todavía estudia, quien casi murió está vivo, quien casi amó no amó.
Basta pensar en las oportunidades que se escurrieron entre los dedos, en las chances que se pierden por miedo, en las ideas que nunca saldrán del papel por esa maldita manía de vivir en el otoño.
Me pregunto a veces, que nos lleva a elegir una vida tibia, o mejor no me lo pregunto, lo confirmo. La respuesta la sé de memoria, está estampada en la distancia y en la frialdad de las sonrisas, en la debilidad de los abrazos, en la indiferencia de los “Buenos días” casi susurrados.
Sobra cobardía y falta coraje hasta para ser feliz!!!
La pasión quema, el amor enloquece, el deseo atrae. Tal vez esos serían buenos motivos para decidir entre la alegría y el dolor, sentir o nada, pero no lo son. Si la virtud estuviese en medio término el mar no tendría olas, los días serían nublados, y el arco iris en tonos de gris.
La nada no ilumina, no inspira, no aflige, ni calma, apenas amplia el vacío que cada uno trae dentro de sí.
No es que la fe mueva montañas, ni que todas las estrellas estén al alcance; para las cosas que no pueden ser cambiadas nos resta solamente paciencia, sin embargo; preferir la derrota previa a la duda de la victoria es desperdiciar la oportunidad de merecer.


Para los errores existe el perdón, para los fracasos, oportunidad; para los amores imposibles, tiempo. De nada sirve cercar un corazón vacío o economizar el alma.
Un romance cuyo fin es instantáneo o sin dolor, no es romance.
No dejes que la melancolía sofoque, que la rutina acomode, que el miedo te impida intentar.
Desconfía del destino y cree en ti. Gasta más horas realizando que soñando, haciendo que planeando, viviendo que esperando “porque”....
Aunque quien “casi” muere está vivo, quien “casi” vive ya murió...

Luiz F. Veríssimo